Email del 20 febrero 2025


Hace muchos años decidimos poner en casa calefacción por caldera y radiadores.

 

Habíamos pasado un invierno bastante incómodo porque, aunque teníamos calefactores, estaban mal ubicados.

 

Eso implicó romper paredes en cada habitación y pasillo de la casa.

 

Recuerdo que en ese momento Zeus tenía 3 meses y yo estaba agotada.

 

Durante el par de días en que rompieron las paredes el polvo volando era permanente.

 

Como no sabía qué hacer, entre el sueño (Zeus estuvo los primeros 18 meses durmiendo tandas de máximo 2 horas… ni sabía todo lo que me faltaba todavía jajaja) y el agobio (por tanta mugre circulando) agarré un mazo de cartas y me puse a hacer solitarios.

 

Limpiar mientras se seguían rompiendo las paredes era inútil. Ni siquiera podía cerrar una puerta y aislar una habitación porque era, literalmente, toda la casa.

 

Descansar con semejante ruido era imposible. Rompían de a dos paredes a la vez.

 

Irme no era una opción… o no la barajamos.

 

 

La cuestión es que estuve allí todo el tiempo que duró la instalación.

 

Sólo cuando las tareas de albañilería terminaron pude ponerme a limpiar e iniciar la «reconstrucción» del hogar.

 

Sólo cuando el ruido cesó puse volver a descansar.

 

 

Cuando nuestro interior entra en remodelación pasa exactamente lo mismo.

 

Va a haber un tiempo en que el caos tal vez te abrume.

 

Pero ese caos es necesario.

 

Tan necesario como aceptarlo.

 

Si hay demolición (de lo que ya no nos gusta) hay caos.

 

Y si quiero reconstrucción (de lo que sí nos gusta) tendré que aceptarlo.

 

 

Aceptar tu caos es lo que te permite deshacerlo.

 

Mientras sigas en lucha con él, allí seguirá estando para que sigas teniendo con qué luchar.

 

 

Esa aceptación trae paz. Aunque afuera todavía se vea el caos.

 

Sólo cuando hay paz (que llega cuando acepto) puedo volver a reconstruir.

 

 

Imagina esas demoliciones programadas en las que rompen una construcción para volver a construir otra cosa.

 

Mientras está siendo la demolición… no ocurre la reconstrucción.

 

Sólo cuando la demolición termina y se restablece una cierta tranquilidad es que se puede comenzar con la nueva construcción.

 

 

La secuencia es: incomodidad, demolición, caos, aceptación, paz, reconstrucción.

 

Después de la reconstrucción viene la comodidad, el disfrute, la alegría, la satisfacción… o una nueva incomodidad y podemos repetir el ciclo.

 

Así es la vida. Nunca está quieta.

 

Nunca nos deja atrapados en un callejón sin salida.

 

Oportunidades hay siempre.

 

Posibilidades hay siempre.

 

¿Cómo podría no haberlas? Si vivimos en el mundo de las infinitas posibilidades…

 

 

Por cierto, que ese invierno después de poner la caldera y los radiadores fue una delicia… aunque dormí poquito jajaja

 

Felicidad es aprender a aceptar para poder transformar.

 

Hasta mañana, con amor,

 

Ana

 

 

 

PD: entre la incomodidad y el caos… puede haber una decisión consciente o puede venir la vida misma a hacerte el favor de tomar por vos la decisión que no estás tomando… Es lo que llamo «aprender por las buenas o por las penas». Esto ya es tema de otro email…

 

PD2: conocernos pasa por todas estas etapas.

 

PD3: aún así ¡qué lindo lo que se vive después de nuestra propia remodelación!

Email del 13 de febrero de 2025


Después del email de ayer, Galia me mandó unos audios y reflexiones que quiero compartir.

 

El email iba de esto de quedarnos atrapados mirando una red social y ese sentimiento de angustia o ansiedad que muchas veces genera el hecho de pensar que, si no sigo mirando, me voy a perder justamente lo importante.

 

Me habló de dos palabras.

 

Dos acrónimos, para ser más precisa.

 

FOMO y JOMO.

 

Vienen de dos frases en inglés.

 

La primera de estas palabras en aparecer fue FOMO (fear of missing out) que es el miedo a perderse algo (que el ego juzga de importante).

 

Eso era exactamente lo que quería resaltar ayer.

 

Ese miedo es muy común. Lo que no quiere decir normal… Y está cada vez más extendido.

 

Miedo que termina siendo el responsable de que estemos horas por día en las redes sociales.

 

¿Y si me pierdo algo importante? Desliza el ego.

 

Algo que echa leña al fuego en este tema, y que ha sido diseñado milimétricamente para que caigamos en esa trampa, son las historias o los estados, esos que desaparecen en 24 horas.

 

Si no miro eso ahora seguramente me pierda algo importante. Susurra el ego.

 

 

Conocía la palabra FOMO pero Galia me presentó JOMO y… ¡me encantó! (Gracias, Gali. Te amo.)

 

JOMO viene de joy of missing out y quiere decir disfrutar de perderse cosas.

 

¿No viste las historias? Mejor.

 

¿No te enteraste de lo que está haciendo tal persona? Tampoco me importa.

 

¿Te perdiste la publicación? Me da igual.

 

¿Viste tal cosa? No… no lo vi.

 

 

Es valorar la tranquilidad, el momento presente y, también, la desconexión digital.

 

Sabemos que un porcentaje alto… muy alto… de lo que vemos en redes es postureo.

 

 

Saltémonos todo eso y quedémonos con lo que nos sirve, con lo que nos nutre, con lo que nos ayuda a sacar nuestra mejor versión y crecer como personas.

 

Y todo lo demás… JOMO… disfruta de perdértelo.

 

Recuperá el timón de tu vida. Decí que no a todo eso. No te vas a perder nada importante… y te vas a estar haciendo un regalo sublime. Vida. Horas de vida.

 

 

Felicidad es darnos cuenta de que las cosas importantes de la vida son pocas… muy pocas… y si estamos distraídos se nos pasan pensando que lo importante está en otro lado.

 

Hasta mañana, con amor,

 

Ana

Email del 6 de febrero 2025


Hace muchos años, capaz 10 años, uno de mis hijos tenía que llevar una torta o pastel al colegio.

 

Por una cuestión logística mi marido no podía. Y era él quien siempre las hacía.

 

Yo nunca había hecho una.

 

 

La tenía que hacer sí o sí.

 

Entonces agarré una caja de pre mezcla a las que se les agrega huevo, leche y listo.

 

 

Acomodé la batidora, los ingredientes, empecé a leer las instrucciones en un lateral de la caja y me dispuse a hacerla.

 

Tengo la creencia de que si sigo las instrucciones paso a paso todo sale como tiene que salir.

 

Así que las leí cuidadosamente y las seguí al pie de la letra.

 

 

Ya la tenía en el horno cuando llegaron mi marido y su hermana.

 

Ellos son dos de las personas que conozco que mejor cocinan. Son espectaculares en eso (y otras cosas).

 

En la cocina, realmente son excelentes.

 

Cuando les dije que había tenido que hacer la torta, se sorprendieron.

 

Yo nunca cocinaba (ni cocino) nada y menos si está alguno de ellos dos.

 

 

Pero las circunstancias me habían obligado y allí estaba yo con mi torta en el horno esperando el veredicto.

 

 

Cuando saqué la torta del horno y la vieron, se sorprendieron más todavía.

 

 

Esas tortas habitualmente salen elevadas en el medio, como una montaña, y luego para decorarlas hay que cortarlas y emparejarlas.

 

La mía había salido perfecta. Alta por igual en todos lados. Bien alta. Pareja. Bien cocida.

 

Parecía la torta de la foto de la caja.

 

 

Mi cuñada me miró y me dijo ¿cómo la hiciste?

 

Como dice la caja, le contesté. Y le expliqué el paso a paso.

 

 

Claro, resulta que las instrucciones recomendaban un paso que quienes no leen las instrucciones no hacen.

 

Y ella no lo hacía.

 

Y el resultado era otro.

 

 

¿Por qué me acordé de esta anécdota?

 

Porque estoy leyendo un libro que se llama Agilidad emocional, de Susan David, y habla de la incapacidad adquirida de los expertos.

 

Dice que cuando somos especialistas en algo perdemos cierta flexibilidad porque entramos en un modo predeterminado de hacer las cosas.

 

Y que esa es la razón por la que los especialistas suelen ser los últimos en advertir soluciones de sentido común a problemas simples.

 

 

A dónde quiero llegar con todo esto: a que muchas veces sólo buscamos la mirada de un experto para ciertas cosas y, a veces, la respuesta de alguien menos conocedor del tema puede ser igual o más brillante.

 

 

Y, además, si somos expertos en algo sigamos con la cabeza abierta y escuchando, no sólo a los que son más expertos que nosotros sino también a quienes no tienen nada que ver con nuestro tema.

 

Hay anécdotas brillantes al respecto como la de la reunión en una fábrica de pasta dental en la que estaban buscando estrategias para que se vendiera más el producto. Que si el sabor, que si la textura, que si el alcance de la publicidad… Estaban en plena conversación cuando entró la persona que les servía el café. Mientras iba repartiendo las tazas advirtió de que trataba ese punto de la reunión. Antes de retirarse, bandeja en mano, les dijo «si quieren vender más, agranden la boca del tubo de la pasta dental».

 

Lo hicieron. Y funcionó. De hecho, si tenés más de 30 años, seguramente te acuerdes de que antes eran mucho más pequeñas.

 

Una solución simple que los expertos no estaban viendo.

 

 

Felicidad es dar valor tanto a la sabiduría de la experiencia como a la frescura de la ignorancia.

 

Hasta mañana, con amor,

 

Ana

Este es el email del 13 de enero 2025

 


Ya conoces mi oración para comenzar el día.

Es la que escribo al inicio de cada email. Esta:

 

Gracias Dios, por este nuevo día,
por la vida, por la salud, por la paz y la alegría.
Gracias por todo lo que soy, por todo lo que tengo
y por lo que sé que está por venir.

Bendice mi mente, mi cuerpo y mi alma,
y haz que este día sea útil a mi propósito y pleno de felicidad.
Ilumina mi camino, guía mis pasos,
y que en todo lo que haga esté presente el amor.

Gracias, Dios, porque sé que todo está bien,
y hoy será un día maravilloso.
¡Amén!

Ciertamente es una oración para iniciar el día y que, si decimos a la tarde o noche, no encaja al 100%.

 

Justamente anoche alguien me dijo “algunos días me salteé la oración y hoy, cuando la fui a escribir, ya era de noche y sentí que no era apropiada. ¿Cómo podría decirla?”

 

Así que hice la adaptación para la tarde y para la noche. Aquí te las comparto.

 

 

Oración para la tarde:

 

Gracias Dios, por este hermoso día,
por la vida, p

or la salud, por la paz y la alegría.
Gracias por todo lo que soy, por todo lo que tengo
y por lo que sé que está por venir.

Bendice mi mente, mi cuerpo y mi alma,
y haz que el resto de este día sea útil a mi propósito y pleno de felicidad.
Ilumina mi camino, guía mis pasos,
y que en todo lo que haga esté presente el amor.

Gracias, Dios, porque sé que todo está bien,
y hoy es un día maravilloso.
¡Amén!

Oración para la noche:

 

Gracias Dios, por este día que termina,
por todo lo que viví, por todo lo que recibí, por todo lo que compartí y por todo lo que di.
Y gracias por adelantado por todo lo que sé que está por venir.

Bendice todo mi ser, mi lugar de descanso y estas horas de sueño.
Haz que esta noche mi mente se aquiete. Que mi cuerpo se relaje y repare. Que mi alma viaje libre y que en todo lo que planee esté presente el amor. Y que mañana despierte feliz y con energía recordando sueños que me sirvan para crecer.

Gracias, Dios, porque sé que todo está bien.
Hoy fue un día maravilloso. Mañana más amor.
¡Amén!

 

Y… ya sabes… puedes modificar estas oraciones a tu gusto. Dios nunca nos dijo con qué palabras nos tenemos que dirigir a él. Podemos hacerlo como queramos. De hecho, podemos hablarle con acciones.

 

 

Felicidad es compartir amor.

 

Hasta mañana, con amor,

 

Ana

 

Email del sábado 16 de noviembre 2024

 

sábado de repaso

Cada persona es un maestro y cada situación una lección.

El universo conspira para la evolución.

Todo es evolutivamente correcto aunque lo percibas como incorrecto.

Lección aprendida no se repite.

Ningún alma somete a otra alma.

Nadie aparece en tu vida si no le firmaste un contrato.

Tu divinidad busca expresarse.

Ningún sueño se equivoca de soñador.

La intuición es tu sexto sentido.

Tu brújula interna es tu guía.

Tu imaginación es tu varita mágica.

Y tu mente el horno donde se cocina tu futuro.

Activá el modo amor y recordá que sos eso: AMOR.

La felicidad es un repaso rápido a los pensamientos que nos recuerdan la verdad.

Hasta mañana, con amor,

Ana 💜

 

¿QUÉ LIBRO VOLVERÁS A LEER?

 

Hay libros que merecen ser leídos varias veces. La información que contienen es tanta y tan valiosa que una sola lectura no es suficiente. 

Otros libros son una fuerte guía para subir la espiral evolutiva por lo que seremos otros en cada lectura y lo comprenderemos de otra manera. 

Algunos los leímos hace años y hoy, con otras experiencias en la mochila de la vida, seguramente extraigamos otra cosa. 

¿Tienes el hábito de releer algunos libros? 

¿Cuál es el próximo que releerás?

Aquí te comparto los libros que yo misma te recomiendo.

¿Hay algún color que no esté en tu vida?

 

Tal vez hay una información interesante para ti. 

Podrías, si te resuena, ver de qué chakra se trata (puedes ver mi video sobre los chakras aquí), qué podría significarte, a qué te recuerda… 

 

Y si quieres… date permiso para reconectar con él. 

 

La luz que somos se transforma en todos los colores y a través de cada uno nos llega información. Si apagamos uno, no recibiremos lo que llegue por esa frecuencia.